Pero cuando Manolo me invitó tomar parte como observador, como agente libre y que se asegurará de mi seguridad, decidí acceptar, y no lamento mi decisión, aunque en este momento, a las 24 horas después, las rodillas y espalda duelen. Pero como por lo menos una señorita con una tercera parte de mi edad comentó a si mismo como se iba a encontrar hoy (domingo) me siento un poco aliviado. Ya sabeís, consuelo de tontos.
Y como siempre todo ha ido bien bajo el mando del mariscal Manolo Rendón, después de la reunión del viernes. Habia la alegría de ver compañeros que no he visto hace años, y estoy seguro que muchos de vosotros os senteís igual. Entramos en la oscuridad total pero con un cielo nocturno precioso lleno de brillantes mejor que los Swarovski con el grupito de Manolo tras un café, junto con Senci, Rubén, Gustavo, Virginia y no sé quien más, y desde allí Manolo controló todo.

















-Si, yo he tomado parte en el anillamiento de flamencos en Fuente de Piedra-.
Y en los años venideros todos los resbalones y caídas en ese barro tan maloliente en la oscuridad antes del amanecer estarán como un sueño maravilloso del pasado. Somo unos privilegiados. A tí Manolo, a Araceli, al personal de Doñana, de la R.N., y por supuesto los voluntarios que ayudaron en montar todo el tinglado, decir gracias es insuficiente.